Las pensiones son un derecho que garantiza el bienestar económico de las personas al finalizar su vida laboral o en caso de sufrir alguna incapacidad. En España, este sistema se divide principalmente en dos tipos: pensiones contributivas y no contributivas. A continuación, te explicamos las diferencias, cómo se determinan sus cuantías y cuáles son los requisitos para solicitarlas.
Diferencias entre pensiones contributivas y no contributivas
Ambos tipos de pensiones tienen objetivos similares, pero se diferencian principalmente en los requisitos para acceder a ellas y en la forma en que se calculan.
Las pensiones contributivas están destinadas a quienes han cotizado a la Seguridad Social. Estas pensiones se calculan en función de las aportaciones realizadas y pueden ser más altas cuanto mayor haya sido el tiempo y la cuantía de las cotizaciones. Pueden tener una duración definida o indefinida.
En cambio, las pensiones no contributivas están diseñadas para asegurar un ingreso mínimo a quienes no han cotizado lo suficiente o nunca lo han hecho. Este mecanismo se dirige a personas en situación de vulnerabilidad económica o que no pueden acceder a una pensión contributiva.
Tipos de pensiones para cada supuesto
Dentro de las pensiones contributivas, existen diferentes tipos, cada uno de ellos adaptado a situaciones laborales y personales concretas:
- Jubilación: es una prestación vitalicia que se otorga cuando el trabajador alcanza la edad legal de retiro. La cuantía depende de los años cotizados y del salario percibido durante su vida laboral. Cabe diferenciar entre jubilación ordinaria, anticipada, parcial, flexible o especial a los 64 años. Actualmente, para poder acceder al 100% de la pensión sobre la base reguladora es necesario haber cotizado un mínimo de 35 años (38 años si quiere hacerlo al cumplir los 65)
- Incapacidad permanente: se concede a trabajadores que, debido a una enfermedad o accidente, no pueden continuar con su actividad laboral. Puede ser parcial, total, absoluta o de gran invalidez, según el grado de incapacidad.
- Viudedad y orfandad: estas prestaciones, con una media de 897,3 euros al mes, se otorgan a los familiares dependientes de un trabajador fallecido, para compensar la pérdida de ingresos.
Por otro lado, las pensiones no contributivas se dividen en dos categorías principales:
- Jubilación: está destinada a personas mayores de 65 años que no han cotizado lo suficiente para acceder a una pensión contributiva. Además de una prestación económica, incluye asistencia médico-farmacéutica y servicios sociales complementarios.
- Invalidez: se concede a personas entre 18 y 65 años con una discapacidad igual o superior al 65%, que no cuentan con los recursos económicos suficientes.
Tanto las pensiones contributivas como no contributivas buscan cubrir diferentes necesidades y situaciones, asegurando así una protección social más inclusiva y completa.
Cómo solicitar una pensión
Para solicitar una pensión contributiva, es necesario presentar la solicitud en los tres meses anteriores o posteriores al cese de la actividad laboral. Esta puede realizarse a través de la Sede Electrónica de la Seguridad Social o en los Centros de Atención e Información del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS).
En cuanto a las pensiones no contributivas, las solicitudes deben presentarse ante los órganos competentes de cada comunidad autónoma o ante las Direcciones Provinciales del IMSERSO. La concesión de estas pensiones dependerá del cumplimiento de los requisitos económicos y de residencia establecidos por la ley.
En resumen, el sistema de pensiones en España trata de proteger a los ciudadanos en diferentes etapas de su vida. Conocer las diferencias y los requisitos para solicitarlas es clave para ser conscientes de nuestros derechos.